Ernst Haas



Ernst Haas


En 1921, nació en Viena un niño que quiso ser médico, pero los nazis y su antisemitismo lo echaron de la facultad de medicina. Posiblemente, el amor que su madre le transmitió por el arte hizo que nuestro frustrado médico se dispusiera a estudiar bellas artes. De nuevo, hubo algo que lo alejó de la facultad, aunque esta vez fue algo mucho más dulce, la llamada de la fotografía. De este modo, Austria perdió a un gran médico, pero la humanidad ganó a uno de los mejores fotógrafos de la historia, Ernst Haas.

En 1945, nuestro protagonista empezó a dedicarse plenamente a la fotografía y, poco más tarde, en 1949, realizó un magnífico reportaje sobre el regreso de los prisioneros de guerra a Viena. Este trabajo causó un gran impacto en el mundo de la fotografía tras publicarse en la revista Life, cuyo director trató de contratar a Haas como fotógrafo de plantilla.

Prisioneros de regreso a casa, 1947

La carta con la que respondió a esta invitación es toda una muestra de la lucidez que atesoraba este joven fotógrafo:

“Hay dos tipos de fotógrafos: los que hacen fotografías para una revista para ganar algo y los que ganan algo haciendo las fotografías que les interesan. Yo soy del segundo tipo. No creo en el éxito intermedio de volverse famoso lo más rápido posible. Creo en el éxito final del trabajo de un hombre al convertirse en un ser humano real, consciente de la conexión en la vida, entre la tierra y el cosmos; una persona capaz de comprender los errores y admirar los logros de otras personas.

. . . Siempre me he sentido mejor arriesgando que en un camino más fácil. Soy lo suficientemente joven para hacer eso, y estoy lleno de energía y espero alcanzar mi objetivo. Prefiero llamar la atención, algún día, primero por mis ideas y luego por mi buen ojo. . . . Tal vez piense que no tengo los pies en el suelo. Pero si un fotógrafo quiere mostrar una vista general, debe encontrar un punto de disparo más elevado. . . . Lo que quiero es mantenerme libre, que pueda llevar a cabo mis ideas. . . . No creo que haya muchos editores que puedan darme lo que me interesa”.

Estas fotografías, que dieron a conocer a Ernst Haas al mundo, estaban disparadas sobre película de blanco y negro y muestran un gran dominio del tono. No obstante, empezó a interesarse por la película en color tras mudarse a Estados Unidos, en 1951. En aquel momento, este tipo de película estaba empezando a desarrollarse y tenía muchas limitaciones con respecto a la película en blanco y negro, como una menor latencia, mayor dificultad para imprimir y una sensibilidad excesivamente baja, como 12 ASA de la Kodachrome I con la que empezó, que no permitían disparar a la velocidad necesaria en muchas ocasiones.

Edward Weston dijo que las limitaciones de la cámara son tan importantes como sus ventajas. De la misma manera, las limitaciones del soneto del poeta son el por qué hacerlo. Limitaciones como la métrica o la rima hacen que el poeta descubra senderos por los que no pasaría si no tuviera que enfrentarse a ellas.

Nueva York, 1980

Haas entendió las limitaciones de la película en color como un poeta, y de ellas hizo pura poesía. Logró un dominio técnico exquisito en la difícil impresión Dye Transfer pero, sobre todo, lo que caracterizó su obra fue el saber sacar partido del menor rango dinámico y la menor velocidad de obturación a la que obligaba, logrando transmitir con una imagen a color lo que nadie había logrado. Fue pionero en el uso del movimiento para generar abstracción, como podemos ver en algunas de sus fotografías de Nueva York o en su conocida serie Beauty in a brutal art, en la que pinta con luz, color y movimiento sobre película Kodachrome las corridas de toros de Pamplona.

La Suerte de Capa, Pamplona, España, 1956

Este trabajo pudo desarrollarlo en la agencia Magnum, en la que Robert Capa y Cartier Bresson necesitaban a alguien que dominara bien el color. Ellos estuvieron dispuestos a darle a Haas la libertad creativa que Life no pudo darle, y allí estuvo hasta 1961. También trabajó para cine y televisión, donde podemos destacar su labor como director de fotografía en la película The Bible, de John Huston.

Puede ser que este filme, de alguna manera, tuviera alguna influencia en su obra maestra, el libro que hoy os queremos recomendar, The Creation.
Sin embargo, aunque algunos piensan que este trabajo fue el que lo inspiró para la creación de este libro, es el propio autor quien lo explica:

Nos dice que el proyecto nació de forma gradual, ya que siempre tuvo inquietud por la historia natural. En 1959, recibió un encargo para representar de forma dramática el poder. Esto llevó a Haas a representar este poder mediante los elementos aire, agua, fuego y tierra; además, conoció gracias a unas lecturas sobre la alquimia que el azufre era considerado el quinto elemento. Ernst empezó a fotografiar los pozos de azufre en Yellowstone y enseguida quedó maravillado con los resultados, lo que le hizo recorrer diversos lugares del mundo para hacer fotografías que fue organizando en series tituladas Aire, Fuego, Agua, Minerales o Vegetación.

Un día, Haas llegó a su estudio tras una dura jornada y se encontró a su asistente, Michelangello, proyectando estas diapositivas mientras escuchaba música de Haydn. Al entrar el maestro, Michelangello le dijo: “¿Te das cuenta de lo que has fotografiado? Has fotografiado la creación del mundo”.

Islandia, 1965

Fue después de que su asistente le abriera los ojos cuando Haas empezó a pensar en esta idea, seleccionando las fotografías, ordenándolas y haciendo algunas nuevas que el proyecto requería. Este proceso logró terminarlo en 1970. A partir de ese momento empezó a editarlo, desarrollando la magnífica idea que le había dado su asistente Michelangello de una forma sublime y sorprendente para la época, sobre todo en la fotografía de naturaleza. William Blake era capaz de ver el mundo en un grano de arena, en este libro, Haas nos ayuda a entender el universo mediante la fotografía.

1969

“En la fotografía, a través de una interacción de escalas, se puede revelar todo un universo dentro de un universo. Esto se ha intentado tanto en la selección de las imágenes de las páginas siguientes como en la forma particular en que se han dispuesto”. Ernst Haas

The Creation comienza con una introducción en la que el autor se plantea tres preguntas: ¿Por qué estamos aquí?, ¿De dónde venimos? y ¿Cuál es la razón de toda la existencia? Luego, Haas también reflexiona sobre dos respuestas al origen del ser humano: la respuesta poética y espiritual del Génesis y la respuesta científica de la teoría de la evolución, llegando a la conclusión de que siempre hay un eslabón que es un enigma. La existencia que nace de la inexistencia es algo que está más allá de nuestra comprensión.

Cielo del Amazonas, Brasil, 1960

“La ciencia, aunque amplía nuestra visión del sistema solar, nunca ha resuelto el misterio del universo mismo. Esta búsqueda, de carácter espiritual, ha estado siempre dentro del ámbito de la religión y de las más elevadas formas de arte y literatura”. Ernst Haas

La introducción prosigue con más interesantes reflexiones del autor, como el empeño del hombre por rehacerse a sí mismo y rehacer el mundo, la inteligencia que se enfrenta al instinto, la necesidad de las generaciones futuras de lograr un mejor equilibrio entre el materialismo y los asuntos del espíritu, los beneficios de una vida más sencilla y más cercana a la naturaleza —que es la fuente de todos los nuevos comienzos— o cómo ha cambiado lo que consideramos verdad según la época y la cultura. Este prólogo termina con un análisis de la visión poética del Génesis y de su relación con las escrituras egipcias, babilónicas o los Vedas hindúes.

Flores en movimiento, 1967

El libro continúa con una copia de las páginas del Génesis, en el que Haas se ha inspirado para desarrollar el proyecto. Estos pasajes le han hecho ver a Ernst imágenes de luz, oscuridad, movimiento, color, espacio, poder; el conflicto y unión de elementos opuestos: el nacimiento de la tierra y la llegada de las estaciones; la aparición de vegetación, peces, aves, animales y, finalmente, la coronación de la pirámide evolutiva, el nacimiento del hombre.

Flamencos aéreos, Kenia, 1970

A continuación se muestran las 106 fotografías que componen este libro, repartidas en tres series: Los elementos, Las estaciones y Las criaturas.

Galápagos, 1969

A las fotos le siguen unas notas generales, en las que Haas nos explica cómo ha nacido y se ha desarrollado el proyecto, además de una breve explicación del equipo que ha utilizado. No obstante, el autor nos deja claro que no pretende que este libro sea un manual técnico.

1968

“Si tengo algún consejo que dar es que un fotógrafo debe aprender a trabajar con la mínima cantidad de equipo. Cuanto más puedas olvidar tu equipo, más tiempo tendrás para concentrarte en el tema y en la composición. La cámara debería convertirse en una extensión de tu ojo, nada más”. Ernst Haas

En el último capítulo, nos ofrece unas notas sobre las fotografías. Aquí, Haas nos cuenta cómo y dónde hizo algunas de ellas, además de algunas anécdotas sobre las mismas.

Amantes de la nieve, EEUU, 1964

Por último, encontramos los agradecimientos del autor. En primer lugar a sus hijos y luego a toda la gente que le ayudó con este magnífico proyecto.

Desde Alma Natural esperamos que os haya gustado nuestro resumen de esta obra maestra de Ernst Haas, y os recomendamos encarecidamente que os hagáis con una copia de este libro, ya que lo consideramos uno de los imprescindibles de nuestra biblioteca.